Texto copiado de GagPa Rigoberto Hernández:
Queridos Hermanos: Seguramente ustedes ya han comprendido que ser yamín significa ser practicante del YAMA, es decir, practicante de algunas reglas elementales de vida encaminadas a no intoxicar su organismo; sin embargo, para que un yamín realice un trabajo verdaderamente completo, deberá procurar ejercitarse en ser dueño de sus hábitos, en dominar sus malas costumbres a través de la reflexión continua y corregir su conducta, tan pronto sea consciente de sus errores.
De este modo, algún día logrará imponer la supremacía del espíritu y conseguirá, verdaderamente, ser dueño de sí mismo. Hoy que tengo la oportunidad de que me escuchen, considero un deber el felicitarlos, pues estoy seguro que todavía, aunque ya hayan transcurrido cincuenta años de la Nueva Era, el experimentar nuestras disciplinas básicas como son el vegetarianismo, la Hatha-Yoga y demás, constituye toda una aventura. Es una aventura y un reto, donde solamente los mejor equipados pueden seguir avanzando.
Quienes no se encuentren preparados, se dejarán vencer por los monstruos que resguardan la entrada al templo sagrado donde se localiza el mayor de los tesoros. Estos monstruos son la pereza, el orgullo, la envidia... y tantos otros contra los cuales solamente quien cuente con el escudo de la disciplina y la espada de la reflexión constante, podrá combatir. Si tuviésemos que señalar una actitud característica del yamín, tendríamos que coincidir en que el auténtico yamín constantemente se encuentra ejercitando su voluntad. Hacerlo, significa, frecuentemente, actuar conforme a lo que se debe y no solamente conforme a lo que se desea. El deber del yamín consiste en hacerse a sí mismo, dondequiera que se encuentre, la siguiente pregunta: ¿En qué puedo ser útil ? Y, desde luego, en actuar conforme a su propia respuesta. Debo advertirles que ustedes se encuentran en lo que podría ser comparado con el jardín de niños, por si más adelante desean ingresar a las Escuelas de la S.O.A., como una vía de desarrollo de la conciencia. De cualquier manera, una vez iniciado el camino de superación individual, podemos equipararlo con una carrera de obstáculos, donde, a medida que se avanza, los obstáculos son mayores. Es por esto que, desde su propia perspectiva, pueden llegar a encontrar a Hermanos que se van quedando en el camino, a veces a un lado; otras, acumulando energía para el salto; otras, retornando a etapas ya recorridas, pero más cómodas...en fin, mi recomendación especial consiste en que ustedes no se distraigan en mirar los defectos de los demás; la crítica destructiva y los reproches no conducen a nada bueno y sólo sirven para perder el tiempo. Si alguna vez tienen la oportunidad de ver a algún Hermano de Cruz haciendo algo que a juicio de ustedes no es correcto, considérenlo como alguien que no puede saltar el obstáculo que le corresponde y procuren aprender de la situación, para que, cuando ustedes enfrenten el mismo problema, puedan salir adelante. Son mis deseos que el espíritu fraternal y el entusiasmo que los caracteriza ahora, los acompañe siempre. Y, si en algo consideran que puedo serles de utilidad, cuenten conmigo.
Rigoberto Hernández Fuentes,Gag Pa.
A su servicio.E-mail: righerf@hotmail.com
De este modo, algún día logrará imponer la supremacía del espíritu y conseguirá, verdaderamente, ser dueño de sí mismo. Hoy que tengo la oportunidad de que me escuchen, considero un deber el felicitarlos, pues estoy seguro que todavía, aunque ya hayan transcurrido cincuenta años de la Nueva Era, el experimentar nuestras disciplinas básicas como son el vegetarianismo, la Hatha-Yoga y demás, constituye toda una aventura. Es una aventura y un reto, donde solamente los mejor equipados pueden seguir avanzando.
Quienes no se encuentren preparados, se dejarán vencer por los monstruos que resguardan la entrada al templo sagrado donde se localiza el mayor de los tesoros. Estos monstruos son la pereza, el orgullo, la envidia... y tantos otros contra los cuales solamente quien cuente con el escudo de la disciplina y la espada de la reflexión constante, podrá combatir. Si tuviésemos que señalar una actitud característica del yamín, tendríamos que coincidir en que el auténtico yamín constantemente se encuentra ejercitando su voluntad. Hacerlo, significa, frecuentemente, actuar conforme a lo que se debe y no solamente conforme a lo que se desea. El deber del yamín consiste en hacerse a sí mismo, dondequiera que se encuentre, la siguiente pregunta: ¿En qué puedo ser útil ? Y, desde luego, en actuar conforme a su propia respuesta. Debo advertirles que ustedes se encuentran en lo que podría ser comparado con el jardín de niños, por si más adelante desean ingresar a las Escuelas de la S.O.A., como una vía de desarrollo de la conciencia. De cualquier manera, una vez iniciado el camino de superación individual, podemos equipararlo con una carrera de obstáculos, donde, a medida que se avanza, los obstáculos son mayores. Es por esto que, desde su propia perspectiva, pueden llegar a encontrar a Hermanos que se van quedando en el camino, a veces a un lado; otras, acumulando energía para el salto; otras, retornando a etapas ya recorridas, pero más cómodas...en fin, mi recomendación especial consiste en que ustedes no se distraigan en mirar los defectos de los demás; la crítica destructiva y los reproches no conducen a nada bueno y sólo sirven para perder el tiempo. Si alguna vez tienen la oportunidad de ver a algún Hermano de Cruz haciendo algo que a juicio de ustedes no es correcto, considérenlo como alguien que no puede saltar el obstáculo que le corresponde y procuren aprender de la situación, para que, cuando ustedes enfrenten el mismo problema, puedan salir adelante. Son mis deseos que el espíritu fraternal y el entusiasmo que los caracteriza ahora, los acompañe siempre. Y, si en algo consideran que puedo serles de utilidad, cuenten conmigo.
Rigoberto Hernández Fuentes,Gag Pa.
A su servicio.E-mail: righerf@hotmail.com
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